El Universo entero es un Gran Mandala que contiene infinitas manifestaciones vitales en forma de mandala.

Las galaxias, la Tierra, los planetas y sus órbitas; el Sol y las estrellas; los troncos de los árboles, las flores y los copos de nieve. los átomos, las células y las particulas más pequeñas que existen, son mandalas.  

Nosotros somos mandalas, nuestro cuerpo entero está representado en forma de mandala en el iris de nuestros ojos.

El Mandala lo es Todo.

 

El centro del mandala, el punto en el que todo confluye y del que todo parte, representa la Fuente de la Creación. La Unidad que subyace bajo la inmensa Diversidad de formas que comforman el Universo.

A partir de ese único punto, la vida se diversifica y se expande en todas direcciones creando multitud de formas y colores.

 

El centro del mandala representaría el inicio de la vida: la matriz de una estrella de la que surgen primero los elementos más simples,  que a medida que se enfrían y viajan por el espacio se van juntando entre ellos y creando moléculas cada vez más complejas, hasta crear la materia de la que están hechos los mundos.

 

Cuando contemplamos el mandala desde el centro hacia el exterior, estamos viajando desde la Unidad primigenia hacia la compleja multitud de formas y seres que componen el Universo, desde lo no manifiesto hacia lo manifiesto. Es el movimiento centrífugo que representa la expresión del Espíritu a través de la Materia.  elSe

 

Cuando contemplamos el mandala desde exterior hacia el centro, estamos volviendo a la Unidad desde la forma. Es el viaje de vuelta de lo manifiesto a lo no manifiesto, el movimiento centrípeto que representa la vuelta al Orígen.